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Conciencia ecológica bajo el sol

Compromiso ecológico, altruismo y amor por el mar. BIOagradables cumple un año, una iniciativa a cargo de un grupo de jóvenes que recorre el litoral valenciano limpiando las playas de basura y escombros de forma desinteresada. La crisis medioambiental en la costa tiene un nuevo enemigo. El objetivo, concienciar acerca de la acuciante problemática marina.

Participantes en una de las limpiezas. Foto: BIOagradables.

En 2012, los servicios oficiales de limpieza de las playas valencianas, dependientes de la Diputación y del Ayuntamiento, recogieron más de 2.000 toneladas de basura durante el verano. Más de dos millones de kilogramos de desechos esparcidos por todo el litoral y concentrados solamente en el período estival, cuando precisamente se refuerzan los servicios ante el evidente aumento de la afluencia de gente. Una cifra escalofriante que refleja la enorme cantidad de suciedad que llega a la costa por tierra o arrastrada desde el mar.

En agosto del mismo año, un joven estudiante de Ciencias del Mar regresó a la playa de la Devesa de El Saler, zona de veraneo de su infancia. La degradación del área le dejó estupefacto. Enamorado del mar y la costa, reunió a un pequeño grupo de amigos y pasaron una mañana recogiendo ellos mismos basura y desperdicios no orgánicos. Emilio Beladiez, que soñaba con volver a ver la playa tal y como la recordaba de pequeño, dirige hoy un colectivo con decenas de voluntarios, más de mil seguidores en las redes sociales, varias “misiones” de limpieza a sus espaldas y un objetivo muy claro, “concienciar a la sociedad de la necesidad de salvaguardar el medioambiente”.

El pasado agosto celebraron su primer aniversario en la playa de El Saler con una jornada de limpieza que superó los 30 participantes

Así, BIOagradables nació como una iniciativa solidaria personal, pero se ha encontrado con el sorprendente respaldo de cada vez más gente, lo que ha convertido al grupo en todo un fenómeno altruista, ecológico y lúdico. “Comenzamos creando un evento abierto en las redes sociales, invitando a amigos y conocidos, avisando de cuándo y dónde íbamos a pasar el día limpiando”, apunta Carlos Chillarón, responsable de comunicación del grupo. “A cada evento que creábamos se sumaba más gente”, añade. El boca a boca y la buena experiencia de los participantes ha sido clave en la difusión de las actividades.

La metodología es simple y muy efectiva. “Una vez reunidos en la playa, proporcionamos a los voluntarios guantes y bolsas de basura. Distribuidos en grupos de cinco, hacemos un barrido de la playa y a la vez que recogemos, hacemos recuento de la basura”, cuenta Chillarón. Al principio dejaban los deshechos a disposición de los servicios de limpieza oficiales, pero ahora han dado un paso más y se encargan de la clasificación y reciclaje de los mismos.

Bola ecológica y solidaria

El “granito de arena” de su contribución en materia de limpieza, lo más tangible de su actividad, se ha convertido ya en una enorme bola ecológica y solidaria. Alrededor de 20 bolsas de residuos en cada una de las diez jornadas realizadas en un año, lo que se traduce en cientos de kilos de desechos que ya no contaminan las playas. Pero además, la actividad se ha ampliado con otro tipo de iniciativas. Exposiciones y charlas dirigidas a distintos colectivos han dado a conocer a BIOagradables en Mallorca, Cádiz, Madrid y Toledo, además de cruzar la frontera a Francia y Bélgica gracias a colaboradores fuera de España. El objetivo, muy directo: concienciar sobre la necesidad de respetar el ecosistema marino.

El pasado agosto celebraron su primer aniversario en la playa de El Saler con una nueva jornada de limpieza que superó los 30 participantes, la cifra de voluntarios que promedian ahora mismo tras la decena de limpiezas. Laura y Carlos son dos de ellos, de los más veteranos y con más ‘misiones’ en su haber. Tras varios meses de participación, apuntan algunas de las claves y dificultades con las que se encuentran a la hora de peinar las playas. “Lo que más nos encontramos son materiales plásticos, sobre todo bastoncillos de los oídos, tapones, botellas y envases”, apuntan. Y constatan así un fenómeno por el que los expertos han dado la voz de alarma: partículas microscópicas de plástico, conocidas como ‘lágrimas de sirena’, han entrado en la cadena alimenticia humana en los últimos años, a través del pescado.

Sin embargo, son optimistas con respecto al futuro e inciden en qué más se puede hacer, empezando por pequeños gestos a nivel individual. “No hace falta hacer nada especial, solamente acciones cotidianas que no suponen esfuerzo. Es necesaria más educación, más conciencia medioambiental”, coinciden.

BIOagradables ha dejado de ser una reunión de amigos solidarios y se ha convertido en una sociedad madura y organizada. “Estamos en proceso de constituirnos como asociación sin ánimo de lucro, para regirnos por una imagen legal”, afirma Chillarón. De hecho, su labor no ha pasado desapercibida y varias organizaciones e instituciones les dan su apoyo. Cuentan con el aval del Ayuntamiento de Valencia, que les facilita el acceso a las playas. Surfrider Foundation les suministra material de limpieza. Y colaboran con Ocean Conservacy, una de las mayores asociaciones científicas y medioambientales del mundo centrada en el ámbito marino. Además, han tomado parte en varias iniciativas internacionales de concienciación ecológica, como ‘Paint a fish’ y ‘Ocean Flag’.

El crecimiento de la organización y sus actividades les ha llevado a reorientar su labor y darle mayor constitución. En breve terminarán la página web, al margen de su cuenta en Facebook y Twitter. Además, una vez constituidos legalmente, establecerán cuotas para los socios voluntarios que den viabilidad y sostenibilidad económica al colectivo. “Queremos abarcar proyectos medioambientales europeos y contribuir al cambio global, por lo que buscamos una estructura de organización más fuerte”, afirma Beladiez.

Un oasis en el desierto

Desafortunadamente, BIOagradables es un oasis en el desierto de la conciencia ecológica. A pesar de que la problemática medioambiental saltó a la palestra hace varias décadas y de que por fin se ha asentado en la opinión pública, el cuidado del planeta sigue siendo una asignatura pendiente en los países más desarrollados. Beladiez, de hecho, apunta también a la desinformación como principal problema. “Si los ciudadanos tuviesen conocimiento de las consecuencias directas de sus actos más cotidianos, reaccionarían a favor de la conservación de los ecosistemas”, apunta. En Valencia, algunos colectivos (sobre todo, surfistas) se desempeñan de forma también voluntaria en tareas de limpieza de playas, aunque sin la organización y periodicidad de BIOagradables.

El grupo no se atreve a marcar objetivos a largo plazo. Lo que empezó como una actividad entre amigos es ya una organización sólida, altamente respaldada y en aras de seguir creciendo, siempre sobre la esencia del voluntariado. A corto plazo, las actividades de limpieza han dado el salto al resto del litoral valenciano, y las playas de Patacona, Portsaplaya, Canet y Sagunto pronto recibirán la visita de las brigadas solidarias. Todos voluntarios. Todos comprometidos con el cuidado del planeta en general y de los mares en particular. Todos haciendo su pequeña aportación para mantener y conservar “un legado que no podemos perder”.

* Autor Fermín P. Pina dede nuestros amigos de nonada.es

 

 

Publicat per Àgora CT. Col·lectiu Cultural sense ànim de lucre per a promoure idees progressistes Pots deixar un comentari: Manifestant la teua opinió, sense censura, però cuida la forma en què tractes a les persones. Procura evitar el nom anònim perque no facilita el debat, ni la comunicació. Escriure el comentari vol dir aceptar les normes. Gràcies

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