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Los valencianos de Robert Frank - The Americans

'Los Americanos' de Robert Frank marcó un punto de inflexión en la historia de la fotografía. El influyente y polémico retrato de la sociedad estadounidense se publicó por primera vez en 1958. Antes de eso, en 1952, el fotógrafo suizo pasó cinco meses en El Cabanyal. Allí encontró la intuición y la libertad que, más tarde, caracterizarían su obra cumbre.
Robert Frank observando los negativos de una película de 35 milímetros. Foto: Wayne Miller.
Robert Frank, observando los negativos de una película de 35
 milímetros en 1956. 
Foto: Wayne Miller.

Robert Frank (Zurich, 1924) recibió en 1955 una beca de la Fundación John Simon Guggenheim que le permitió viajar a lo largo y ancho de los Estados Unidos durante varios meses. Cientos de carreteras de 46 estados, de costa a costa, de norte a sur. Con una Leica colgada al hombro que fue tragándose, uno a uno, más de 700 rollos de película de 35 milímetros. Así empieza una de las mayores aventuras fotográficas de la historia. Robert Frank tomó cerca de 28.000 instantáneas y eligió 84 para grabar a fuego la desmitificación del sueño americano y cambiar el rumbo de la fotografía.
El viaje, visto con perspectiva, se vuelve gesta. Las fotografías hablan de la ansiedad de una sociedad segregada y clasista; y lo hacen cuando Estados Unidos es un ejemplo para el mundo tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial. Un lugar de oportunidades donde un forastero se atreve a disparar apuntando a los órganos vitales. Las imágenes, además, rompen con la exhibición fotográfica más exitosa de la historia, 'The Family of Man'. Una reunión de cientos de imágenes que rinden pleitesía a las cualidades sobre las que se sustenta la idiosincrasia norteamericana: el amor, la fe en el hombre, el trabajo, la familia, la educación, la guerra y la paz (participaron fotógrafos de todo el mundo, también Frank).
'Los Americanos', que se publicó antes en Francia (1958) que en Estados Unidos (1959), es un manotazo que ensucia el escaparate norteamericano. Y no sólo el escaparate social, también salpica al formalismo fotográfico con encuadres fallidos, imágenes fuera de foco, con grano, contrastes demasiado marcados o fotos que se pierden en un monótono gris. Su blanco y negro no es inmaculado. En palabras del fotógrafo y cineasta: "Blanco y negro son los colores de la fotografía. Para mí simbolizan las alternativas de esperanza y desesperación a las que la humanidad está eternamente sujeta".
El exdirector de la Tate Modern de Londres, el valenciano Vicente Todolí, que también trabajó en el IVAM con Carmen Alborch, explica, en una entrevista telefónica, que 'Los Americanos' es "un antes y un después" en la historia de la fotografía. "Hace que la fotografía ya no sea una ilustración; la libera de cualquier servidumbre, violenta la técnica, dispara la cámara como una pistola, al estilo 'cowboy', muy rápido, por intuición. Es un cambio de paradigma".
Portada The Americans.
Portada de 'The Americans' de Robert Frank.

'Beatniks'

Que se produce como otra pulsión de la crudeza, el asco por el formalismo y la eterna experimentación del movimiento 'beat'. Frank se acercó a los 'beatniks', especialmente a uno de sus sumos sacerdotes: Jack Kerouac, prologuista de 'Los Americanos'. El autor de 'On the Road' abre la introducción así: "Esa loca sensación en América cuando el sol calienta las calles y la música sale del jukebox o de un funeral cercano, eso es lo que Robert Frank ha capturado en tremendas fotografías (…) con la agilidad, el misterio, el genio, la tristeza y el extraño secreto de una sombra ha fotografiado escenas que nunca antes habían sido vistas en película. (…) Después de ver estas imágenes, terminas por no saber si un jukebox es más triste que un ataúd".
Vicente Todolí vino al mundo en Palmera (Valencia) el mismo año que se publicaba 'Los Americanos', 1958. La fecha del nacimiento simboliza el preludio de un encuentro que tiene algo de realismo mágico. Conoció a Robert Frank hace 30 años. Después de traer a España una muestra de Walker Evans en 1982, se propuso hacer lo mismo con Robert Frank un par de años después. Contactó con el fotógrafo, afincado en Estados Unidos desde finales de los 40, y le sugirió hacer una exhibición sobre su obra. Relata Todolí que Robert Frank le citó, arrojó una pila de fotos al suelo y le pidió que escogiera. La elección debió de satisfacerle porque la muestra llegó en 1984.
Muchos capítulos después, la historia desemboca en la reciente publicación de 'Valencia, 1952' (La Fábrica y Steidl), que recopila 42 fotografías del barrio de pescadores de la ciudad. Robert Frank y Vicente Todolí han sido, mano a mano, los responsables de la edición de esta joya. El valenciano cuenta que "el fotógrafo se paró a vivir donde terminaba el tranvía" para "descansar y reflexionar". Tras pasar por Nueva York, Perú y París, en marzo de 1952 viaja a Valencia acompañado por su mujer, Mary Lockspeiser, y su hijo pequeño. Allí pasarían cinco meses, en los cuales Frank haría fotografías a 200 metros a la redonda de donde se alojaba, cerca del mar.
Portada de 'Valencia, 1952'  de Robert Frank.
Portada de 'Valencia, 1952′ de Robert Frank.

"Valencia es la semilla"

"Este es el primer ensayo, el campo de investigaciones antes de 'Los Americanos'. Valencia es la semilla", destaca el especialista en arte. Le interesa la "dignidad" de las gentes de El Cabanyal, "cargada de emociones pero sin caer en lo sentimental", y fotografía por primera vez sin colocarse en una posición inferior o superior; "está al mismo nivel" que sus modelos. Como Pollock, Frank se sitúa en medio del lienzo. Ahí encuentra la libertad y la confianza en su intuición. Se inicia en las escenas nocturnas, el toreo y el mar, temas que conviven con constantes de su trabajo como la infancia o el ritual.
En Valencia, Robert Frank prescindió de lo narrativo, del ensayo fotográfico, que luego retomaría en 'Los Americanos' de forma magistral. Este obra denota la influencia poética y fílmica del autor en sus "secuencias fotográficas", según Todolí. La bandera americana introduce cada uno de los capítulos de un libro en el que las hojas pasan como fotogramas. Una foto de un coche cubierto con una lona y, en la página siguiente, un cadáver tapado con una manta. Fotos más tarde, una gasolinera anuncia 'save' (que significa 'ahorrar' pero también 'salvar'). Se podrían escribir cientos de párrafos con las innumerables lecturas de 'Los Americanos', de su realismo sucio que huele a injusticia, soledad e incomunicación.
Después de 'Los Americanos', Robert Frank se pasó al cine "para no repetirse", dice el exdirector de la Tate (el documental sobre los Rolling Stones, 'Cocksucker Blues', de 1972, quizá sea su película más conocida). Su obra maestra nació cuando aún era joven y nunca pudo superarla. Liberó a la fotografía a cambio de apresarse a sí mismo. Vive sus últimos años recluido intentando huir de esa imagen de éxito (tan poco 'beatnik') con fama de solitario. Vicente Todolí lo describe "sobrio, austero, con las ideas muy claras; cercano y distante como sus fotos".
Autor: RAFA HONRUBIA  desde NONADA

Publicat per Àgora CT. Col·lectiu Cultural sense ànim de lucre per a promoure idees progressistes Pots deixar un comentari: Manifestant la teua opinió, sense censura, però cuida la forma en què tractes a les persones. Procura evitar el nom anònim perque no facilita el debat, ni la comunicació. Escriure el comentari vol dir aceptar les normes. Gràcies

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