Querido Miguel:
Te escribo esta carta para contarte algunas cosas que han pasado desde que hoy hace 75 años nos dejaras. Una de ellas, la que más me duele es que, aunque no te lo creas, tu condena a muerte aún sigue en pie.
En tu nombre se han erigido universidades, se han nombrado calles y se han creado fundaciones. Pero tu condena sigue en pie.
No obstante, las formas más bellas y honestas de recordarte no han sido todas las anteriores. La mayoría han sido utilizadas por quienes permiten que tu sentencia infame siga vigente, para blanquear su pasado e intentar adscribirte a la corriente de los indiferentes, a la de los escritores neutros –como si existieran- para borrar así tu referencia incontestable como el poeta comunista, como el poeta del pueblo.
Querían reinventarte como una figura ajena a la miseria, a la lucha por la dignidad, a la pelea contra el fascismo. Por eso, las formas más bellas y honestas de recordarte se han convertido en canciones que han llenado plazas, auditorios y mi casa los domingos por la tarde. Tus palabras han sido himnos, inspiración y memoria. Nadie ha conseguido borrarte, pero a pesar de todo, necesito recordarte que tu condena sigue en pie.
Te condenaron a muerte el 18 de enero de 1940 en un Consejo de Guerra de Madrid. Tu delito: "Adhesión a la rebelión militar, con las agravantes de perversidad y trascendencia de los hechos cometidos. Pena que se pide: MUERTE". Gracias a buenos amigos te conmutaron la pena pero moriste merced al frío, el hambre, el tifus y la tuberculosis del franquismo en una cárcel de Alicante. Te cerraron los ojos que, abiertos a la vida se te aferraban, y te enviaron al nicho 1009 del cementerio hasta que, años después, por fin, te reuniste con Josefina y Manuel en una lápida con tus versos. En ella siempre, aunque no lo sepas, te he dejado una rosa en cada una de mis visitas a mis muertos.
Te escribo 75 años después de que te marcharas para contarte que tu sentencia sigue siendo válida, porque a pesar de que llegara la democracia a España nunca se reconoció en la Constitución el precedente por el que luchaste, el de la II República. Porque siguen desaparecidas más de 100.000 personas y sus fosas sin descubrir. Porque, aunque hay calles que te honran, otras muchas siguen homenajeando a los asesinos que te condenaron. Porque, para colmo, los nuestros consiguieron a través de una Ley de Amnistía que sacaran a los presos como tú de la cárcel, pero los de siempre --"los amos"-- siguen ostentando el poder y han reinterpretado esa ley como una ley de punto final, como una ley de impunidad, que está por encima de la legislación internacional que obliga a perseguir los crímenes contra la Humanidad.
Te cerraron los ojos que, abiertos a la vida se te aferraban, y te enviaron al nicho 1009 del cementerio hasta que, años después, por fin, te reuniste con Josefina y Manuel
Quiero que sepas, Miguel, que seguimos intentando hacerte justicia, que hemos pedido incluso que revisen tu sentencia usando sus propias argumentaciones perversas y hemos presentado las pruebas de quienes defendieron por entonces tu presunta "inocencia". Pero el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional no lo han permitido. Mi compañero Rafael Escudero lo cuenta así: "Lo que un consejo de guerra inició en 1940 y la Transición española fue incapaz de subsanar, acabó de convalidarlo el Tribunal Constitucional al negarse a amparar la pretensión de nulidad de su condena. Una condena que sigue en pie, como monumento a la infamia y recuerdo de que la democracia española todavía conserva no pocos restos del franquismo".
Allá donde te encuentres, quiero que sepas que no hemos permitido que tu nombre se borre de la historia y, lo más importante, que tus versos y tu compromiso sigan vigentes. Pero, por supuesto, no lo dudes que más pronto que tarde conseguiremos que se anule tu condena y la del resto, y entonces ese día podré escribirte de nuevo para decirte:
"que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero".
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Esther López es ex diputada de Equerra Unida en la Generalitat Valenciana y actualmente responsable de memoria democrática de IU y directora de gabinete de Carlos Sánchez Mato, en el Ayuntamiento de Madrid.
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