Donde unos ven buñuelos, otros tragan humos; mientras unos bailan hasta el amanecer, otros luchan contra el ruido intentando dormir; para unos el fuego es símbolo de ritual purificador, para los otros, una persiana quemada que tocará cambiar. Porque no todos viven las fallas del mismo modo, la mediación se presenta como alternativa para solucionar conflictos entre vecinos y falleros.
Los monumentos ya cortan 400 calles de Valencia y es ahora cuando problemas como incumplimientos de contrato por parte de artistas que no llegan a tiempo de acabar el monumento, impagos de comisiones o ruidos hasta altas horas cobran especial actualidad. La solución a la gran mayoría de ellos no llega cuando acaban las fiestas y el problema acaba perpetuándose. O lo que es peor, con una denuncia que agrava el enfrentamiento."Ante un conflicto actuamos como si todo fuera blanco o negro. Blanco es 'no hago nada' y negro es 'te llevo a juicio'. De este modo, nos perdemos la maravillosa gama de grises intermedios", que vendrían a ser posibles soluciones pactadas entre los implicados a las que, según la abogada Teresa Mayordomo, se puede llegar a través de la mediación.
Han lanzado un servicio de mediación específico para ayudar a resolver conflictos relacionados con la fallas
Aprovechando las fechas, desde su joven empresa,
Alternativa GC ,
han lanzado un servicio de mediación específico para ayudar a resolver conflictos relacionados con la fallas. No hay duda, es época. Pero se trata sólo de un campo muy concreto en el que aplican métodos alternativos de resolución de conflictos pues también cubren el terreno familiar, vecinal y empresarial. Su intención es difundir la mediación como alternativa a la vía judicial, como una herramienta accesible al ciudadano a la que acudir para solucionar un problema antes que ir a juicio. "
En España no hay cultura de mediación, lamenta Mayordomo, hasta ahora no había espacios dedicados a ella y aún genera cierta desconfianza por desconocimiento. La gente debe empezar a verla como una herramienta nueva que les puede ayudar a solucionar un conflicto ellos mismos".
Todos ganan
La mediación es un procedimiento por el que dos partes enfrentadas pueden arreglar sus diferencias con la ayuda de una tercera figura, imparcial y neutral, la del mediador. Es un profesional con formación específica que no impone soluciones, sino que regula la comunicación entre las partes, da alternativas y favorece que éstas lleguen al acuerdo más satisfactorio para ambas.
Recurrir a la mediación "ahorra tiempo, dinero y sufrimiento", afirma Mayordomo. También tiene beneficios para el propio sistema de justicia. Virginia Miranzo, titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número cuatro de Sant Vicent del Raspeig, la ve como un mecanismo "fundamental para temas relacionados con familia, con herencias, con comunidades de vecinos, en general, en aquellos casos en los que va a haber convivencia. La aplicación estricta de la ley no siempre es la solución más satisfactoria para las partes. Con la mediación, en cambio, resuelven los conflictos de forma amistosa, más fácil y rápida, con soluciones adecuadas a cada caso particular"
Así funciona
En Alternativa GC trabajan a nivel extrajudicial. En Valencia es pionera y ha recibido diversos reconocimientos por su carácter emprendedor. Su objetivo es que la gente opte por la mediación a título particular y así dos personas puedan sentarse a pactar, por ejemplo, una línea de educación común para sus hijos en caso de divorcio o acordar cómo atender a un familiar dependiente cuando las posturas de los hijos parecen irreconciliables.
En definitiva, resolver cuestiones familiares o vecinales sin acabar en el juzgado, con la consiguiente ruptura de relaciones que ello implica. Para conseguirlo cuentan con un gabinete multidisciplinar, integrado por una abogada, una psicóloga y una trabajadora social, que trabaja sobre todo en la gestión de conflictos laborales que son los casos más numerosos.
Las sesiones suelen ser conjuntas, con las partes en desacuerdo presentes. Normalmente, cuando dos personas enfrentadas acuden a mediación al menos parten de un punto en común y es que están dispuestas a escuchar al otro. "El índice de éxito -apunta Teresa Mayordomo- ronda el 90%. Tiene su explicación: esto es voluntario. Cuando tienes un cliente no tienes caso. Para tenerlo necesitas dos clientes". Tras una primera sesión conjunta, con una duración máxima de hora y media, pueden ser necesarios lo que los profesionales llaman caucus, es decir, sesiones individuales en las que de forma confidencial cada parte trata asuntos que ayudan al mediador a comprender su visión o la complejidad del enfrentamiento. Eso sí, al acuerdo, siempre "realista", se llega atendiendo más a las necesidades que a las posturas. El precio por sesión es de 30 euros por parte implicada. El convenio puede quedar recogido como un documento privado o presentarse ante notario y ser elevado a escritura pública, con lo que tiene validez de título ejecutivo. Al ser fruto de un consenso, las partes se sienten comprometidas y cumplen.
¿Hacia una nueva justicia?
En realidad, la mediación no es un invento nuevo, de hecho, surge en la década de 1960 en Estados Unidos, donde un tercio de los conflictos se resuelven sin necesidad de llegar a juicio. La Unión Europea trató de impulsarla con la redacción de una
directiva que en España empezó a desarrollarse como
ley en 2012 para mediar en asuntos civiles y mercantiles.
De momento, el alcance de esta medida es muy limitado. Según un estudio del Parlamento Europeo, la mediación sólo se aplica en un 1% de los casos en conflicto en la UE. Y a ello a pesar del ahorro de tiempo (prácticamente la mitad), y de dinero (aproximadamente un 30% menos) que supone la mediación. El informe plantea la posibilidad de convertirlo en un procedimiento obligatorio.
En España ahora mismo está en auge y, puesto que se trata de un procedimiento más económico, se suele presentar como la alternativa a un sistema judicial colapsado y con tasas inasumibles. Al respecto, la jueza de Sant Vicent abre una reflexión: "la mediación debería plantearse como un mecanismo complementario dentro del propio sistema, no como el sustitutivo por defecto de un servicio público deficitario. Se corre el riesgo de privatizar la justicia".
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