Salir al escenario y hacer reír. Ese es el trabajo de un monologuista, cuyo personaje no necesita más que de un micrófono y un taburete. Manu Górriz, armado con su retranca, su bigote y su perilla ha arrasado en la última edición de monólogos del Circuito Café Teatro de Valencia y ha grabado con los cómicos de Paramount Comedy.
Manu Górriz, tras concluir el Circuito Café Teatro de Valencia. Foto: Carlos Górriz.
Empecé hace cuatro años porque tenía cosas escritas y siempre he tenido afición a ver programas de humor. Con Buenafuente en TV3 me llamaba la atención el monólogo del principio o también el Club de la Comedia. Por eso escribía. Yo lo descubrí porque subí a un escenario e hice reír. Un día busqué en Internet monologuistas en Valencia y escribí un mail a Jesús Manzano, guionista en ‘El Hormiguero’. Me puso en contacto con la gente del Circuito Café Teatro, con quienes hice un casting que les gustó mucho y me dieron la opción de hacer algo de media hora con otro monologuista para trabajar en locales. Así estuve cerca de año y medio hasta que tuve un texto de una hora con el que pude actuar solo.
¿Cómo se elabora un monólogo? Lo que hago es que me apunto paridas que oigo de algún compañero o amigo o cosas en que me voy fijando. Luego lo llevo al terreno del monólogo con su estructura y el remate. Y lo pruebo en escena. Además, con la presión del escenario se te ocurren muchas cosas. Si funciona, lo incorporas. Cuando te quieres dar cuenta, has desarrollado una hora de monólogo. De hecho, he llegado a estar una hora y 45 minutos.
¿Hay temas tabú en el humor?Woody Allen dijo que “la comedia es drama más tiempo”. Yo por ejemplo, tengo una parte de un monólogo sobre el Costa Concordia. Es curioso que si algo acaba de pasar y alguien hace una broma sobre ello, se lo comen vivo. En cambio, esa broma dos años después ya es graciosa. Eso pasa mucho en comedia: un chiste contado en un escenario es una salvajada pero en la barra de un bar con amigos es la bomba. Es un contraste, que no sé si es hipócrita. En España, por ejemplo, no se ha hecho comedia del terrorismo porque era una situación muy dura pero no quedan casi temas tabú, realmente.
¿Contar una salvajada te puede hundir la carrera?Hay gente que cree que eso, ahora mismo, lo puede relanzar. Estoy leyendo el libro de Risto Mejide (‘Annoyomics’) y juega un poco con eso. También he oído a algunos cómicos que piensan que si les ponen una querella es publicidad que se llevan. Digamos que son profesionales de la provocación.
“Hay cómicos que piensan que si les ponen una querella es publicidad que se llevan”, señala Górriz
¿Cómo se consigue que la gente se ría de sus problemas?Los que haces es ridiculizarte a tí mismo porque cuentas cosas que te han pasado y te han hecho sentirte ridículo. Pero con la crisis te das cuenta de que hay ciertos puntos que no se deben de tocar y si lo haces no tienen gracia. Yo antes hacía chistes a nivel económico y decía que al salir en televisión me iba a hacer rico y entonces haría esto y lo otro. Pero a la gente esos chistes les toca un poco los cojones porque no nos vamos a hacer ricos ninguno. No es que sea tabú, pero ya no sientan bien porque la cosa no está para hacer bromas con ese tema.
El humor como modo de protesta callejera…El humor es una salida importante. Muchas veces la gente de la calle que está protestando se adelanta a los cómicos. A veces la calle te enseña más a tí en las manifestaciones de lo que tú les puedes enseñar a ellos. En España el humor es una salida; si nos quitan esto, qué nos queda. Ya que me están puteando, dejadme que me ría de ello. Hay gente muy ocurrente por la calle. Más, incluso, que muchos de los que se suben a un escenario y quieren vivir de ello. Hay gente que la lees en Twitter y piensas: ‘este tío sería un guionista excepcional pero, a lo mejor, él no lo sabe’.
¿Es el monólogo una salida para los actores dado el estado de la industria cultural?Por desgracia sí. Por desgracia para los que de verdad nos gusta esto. Creo que hay una burbuja del monólogo. Hay mucha gente que esta desocupada, no del gremio actoral, sino gente que hacía otras cosas diferentes y no todo el mundo vale para cantar, ni todo el mundo vale para hacer reír. Al final no hay pan para todos y hay gente que le echa demasiada cara. Mucha gente se ha apuntado al carro y va a los locales cobrando tres pesetas, hace un desastre y, eso al final nos hace daño porque rompe el mercado y el local que no entiende, no va a llamar a más cómicos. Yo tengo muy claro que si en mi primer casting me dicen que no valgo, pues a otra cosa. Hay que tener un cierto sentido del ridículo que mucha gente no tiene.
“En España el humor es una salida; si nos quitan esto, qué nos queda”, dice Manu Górriz
¿Aprovechas las redes sociales?Se me ve en Internet, aunque no le he dedicado el tiempo que debería. A Twitter le pego mucho porque me gusta y creo que, dentro de las redes sociales, es la mejor. La sueltas y a ver qué pasa. Es costoso porque te lo tienes que currar para tener seguidores, pero si te lo curras, al final funciona. He participado en canales de Youtube, pero propios no. Me gustaría tirar de ‘sketches’ alguna vez, con cosas como lo que hace Muchachada Nui.
¿Qué piensas del Circuito Café Teatro de Valencia?Llevan 12 años de circuito y rueda bien. En España es muy respetado. La gente de Madrid viene a hacer el circuito de Valencia y dicen que echan de menos en Madrid un circuito tan potente en cuestión de locales. Gracias a eso se ha creado una cultura del monólogo. En este sector la crisis también se ha notado porque cuando la cosa está complicada, lo primero que se quita la gente es el gasto en ocio. Eso lo entiendo. Antes había colas para entrar a los locales, que ahora también se llenan, pero no se queda nadie en la calle. Aún así, en Valencia somos afortunados.
*Autor Paco Pellicer desde nuestros amigos de Nonada.es
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