Un buen lugar para perderse y hacer un poco de montaña - ligera- y 'ganar un fin de semana'.
El Portell de l’Infern, antiguo camino de herradura que burros y mulos recorrían cargados nos sirve ahora de excusa para caminar por esta senda histórica y disfrutar de maravillosos paisajes y balmas que recrean las agrestes montañas de la Tinença.
La Tinença de Benifassà es una subcomarca castellonense que forma parte del Baix Maestrat declarada Parque Natural de la Comunitat Valenciana. Se ubica al norte de la provincia y es la única zona de la Comunitat Valenciana que limita a la vez con Aragón y Cataluña. Su especial ubicación entre las últimas estribaciones del Sistema Ibérico y la Cordillera Litoral Catalana conforman un espectacular relieve lleno de preciosos enclaves dignos de visitar.
Su proximidad al mar, elevada altitud y orientación hace que disponga de una gran variedad de vegetación que llevan a considerar a la Tinença como una de las mejores reservas de biodiversidad del continente europeo. Si variada es la flora y la vegetación, no lo es menos la fauna que puebla estos parajes.
El sendero:
Después de una carretera sinuosa llegamos a Fredes donde podemos reponer fuerzas antes de iniciar el descenso hasta el Pantano de Ulldecona donde previamente habremos dejado un coche para la vuelta.
Seguiremos el PR-CV 75.1 que sale de la fuente que está en la entrada de la población por una calle que desciende hacia el sureste, pasa frente a unos paneles y postes indicativos cruzando la calle de acceso a Fredes. Continúa por la calle de abajo en descenso.
A menos de 200 metros dejamos el GR 7 a la derecha y continuamos por una pista con una cadena que cierra el paso a los vehículos. Al poco, dejamos el acceso al Barranc del Salt y enseguida pasamos por la Font del Teix para tomar un sendero empedrado en ascenso.
Tras cruzar la pista que viene desde la Colonia Europa en el grupo de chalets que se encuentra en la carretera de acceso a Fredes, empezamos el descenso y enseguida dejamos a la derecha el Mas de Pichón. Merece la pena pararse para disfrutar del impresionante paisaje.
Después de deleitarnos. Continuamos descendiendo con rapidez por un maltrecho camino empedrado. En pocos minutos llegamos a un característico paso entre dos rocas, encaramándonos a la de la izquierda podremos apreciar la magnitud del espacio que nos rodea. En apenas 400 metros dejamos un cruce a la izquierda que es otra alternativa para acceder al Barranc del Salt.
Llegamos al Portell de l’Infern. La escasa Font dels Gamellons apenas si puede llenar los pequeños troncos vaciados. En un ambiente inmenso recorremos las balmas hacia el este hasta que un collado nos deja alcanzar la vertiente opuesta por donde descendemos.
Tras un pequeño llaneo dejamos a la izquierda el sendero que lleva al Barranc del Salt. Un poco más abajo a la derecha parte un sendero medio perdido hacia el Monasterio de Santa María de Benifassà desde donde se puede alcanzar con facilidad la entidad local menor de El Bellestar. Poco a poco el espeso pinar da paso a brezos, romeros y aliagas. Tras seguir hacia el este durante casi dos kilómetros giramos bruscamente hacia el sur. Tras dejar a la derecha el Mas d’Abella y a la izquierda el Mas de Joan, llegamos a la pista principal.
Hasta aquí puede entrar cualquier tipo de vehículo desde el embalse. Seguimos hacia la derecha llaneando por la pista durante algo más de dos kilómetros.
Texto (adaptado) y fotografías: Jorge Membrado
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