Camp de Túria - Notícies -
Sant Antoni, L'Eliana, Bétera, Riba-roja, Pobla de Vallbona, Serra, Benissanó, Olocau, Llíria, Gàtova, Nàquera, Vilamarxant......

Seccions del Crònica

Pots buscar açí en el diari

Inventores, emprendedores por naturaleza

Innovación, emprendimiento, iniciativa… El actual aparenta ser el momento perfecto para gente con ideas nuevas y ganas de llevarlas a cabo. Pero emprendedores ha habido siempre. Los inventores han intentado hacernos la vida más cómoda y han acabado cambiando el mundo. Su vocación es dar solución a los problemas, a pesar de la falta de apoyos y de reconocimiento.

La clave de este nuevo invento son estos dos cilindros de plástico que, incorporados a los envases, dosifican raciones individuales de productos de grano o polvo. Foto: M.J.P.
Un genio de pelo alborotado, con bata, obsesivo, encerrado durante horas en un taller lleno de cachivaches y a prueba de bombas. Esa vendría a ser más o menos la idea que todos tenemos de un inventor. Aunque hoy, más que inventar, se hable de desarrollar y el de los avances parezca terreno exclusivo de empresas, no hay que olvidar que la figura del inventor existe y sigue vigente. Es aquél que tiene una inquietud, que concibe una idea para mejorar algo y la lleva a cabo. Prácticamente la mitad de las patentes que se registran en España son de particulares, de los denominados inventores de garaje.
Antonio Serrano es uno de ellos. Su carta de presentación, sus 36 inventos, juegos como el saltapik, un spa accesible o, el más importante, la jeringuilla autodestruible. De buena mañana se encierra en su taller de Xàbia, donde se acumulan herramientas, ingenios a la espera de mejoras, y “sobretodo el torno”, dice con devoción. Con él trabaja materiales como acero o plástico y los modela hasta que la forma se acopla al aparato que lleve entre manos. Ahora está centrado en un envase dosificador que permite obtener raciones individuales de cada producto, arroz, garbanzos, lentejas o pasta. Parece sencillo y, de hecho, lo es: “cuanto más sencillo sea un invento, mejor invento es”. Esto no quiere decir que su concepción haya sido fácil, “la complejidad de un invento es que no tenga”, remata.
El inventor pretende cambiar el mundo de los envases alimentarios. Su idea es que dejen de ir en bolsas “que siempre se rompen, que acaban escampando el arroz por el cajón, para presentarse en este envase que, gracias a dos cilindros, y sólo dando una vuelta a una ruedecita, te da 100 gramos de producto con una asepsia total, ya que obtienes la ración individual sin manipularlo”, es un entusiasta nato. ¿Y el precio? “Subiría cuatro o cinco céntimos por paquete. No repercute en el consumidor. Con seis euros incluso te lo hago de diseño pero ¿quién lo compraría?”.

El largo camino, de la idea al mercado

Con la patente en trámite, se acerca el momento crucial, llegar al mercado. Para Serrano “empieza el dolor de cabeza. Llamas a puertas y no se abren”. Sólo un 1,5% de patentes presentadas por particulares ve la luz. “La estadística es lamentable”, opina Enrique Villacé, miembro-asesor de la Asociación Española de Inventores.
Si a la hora de crear, la constancia es clave, en esta fase es básico no desesperar. “Y contar con el apoyo de la familia”, dice Serrano, “yo lo tengo todo, pero conozco casos de gente que lo pasa mal. Inviertes tiempo y dinero pero esto no te reporta nada. No todos lo entienden”.
Y luego está el otro apoyo. Para el inventor de Xàbia, “humo y más humo. El político te recibe, foto y se olvida. Emprendedor no es sólo el que monta una empresa o un negocio. No solamente emprenden los jóvenes. Hay que ayudar a las iniciativas nuevas. A nivel de bancos, ni te cuento, aunque el producto tenga todas las bendiciones. Ahora no hay crédito porque hay crisis y en los años de bonanza, menos aún… si España va bien ¿para qué?”
El inventor es el emprendedor puro y duro. No sólo inicia un proyecto, sino que además trata de introducir en el mercado un producto que antes no existía
“La palabra emprendedor se usa muy a la ligera”, se queja Villacé. “El inventor es el emprendedor puro y duro. No sólo inicia un proyecto, sino que además trata de introducir en el mercado un producto que antes no existía. En España hay mucho ingenio, pero no se aprovecha, ni se fomenta”. Todo lo que nos rodea son inventos. La inventiva forma parte del motor económico de un país. Innovación es sinónimo de competitividad. Y para Villacé, de trabajo: “Por cada invento nuevo que sale al mercado se crea un mínimo de tres puestos de trabajo (está el que lo crea, el que lo fabrica y el que luego lo vende). Sólo con que se hubiera apoyado el 60% de la inventiva no tendríamos esta crisis”. Además, los inventores también se dan de bruces con una industria propia escasa. No hay tiradas cortas, las fábricas no admiten pedidos pequeños, así que de entrada hay que hacer una fuerte inversión para poder fabricar las piezas del nuevo producto.
Una vez más la emigración se presenta como el sino de toda una generación. Serrano lo tiene claro, “si tuviera 20 años menos cogía una maletita pequeña y cruzaba el charco con los ojos cerrados. ¿Mi consejo? márchate a Estados Unidos o Alemania”. Como alternativa, el inventor reclama una mayor implicación: “¿si surge un buen invento, por qué no se reivindica y se fabrica en España?. El estado, la administración, debería poner los medios para que saliera adelante un producto nuestro que puede resultar beneficioso para todo el mundo”. Si a pesar de todo, alguien quiere innovar en España, hay asociaciones, clubes de inventores y empresasdonde buscar orientación.

El coste de la patente

Solo patentar un invento puede superar los 36.000 euros. Foto: Luis García.
Solo patentar un invento puede superar los 36.000 euros. Foto: Luis García.
La burocracia es otro frente abierto. Obtener una patente es un proceso largo, costoso y lleno de trabas. El producto debe pasar un examen exhaustivo y hasta que se concede la patente pueden llegar a pasar más de dos años. El precio varía en función del invento, pero para empezar hay que preparar dos mil euros para la redacción de la memoria y la presentación de la solicitud. Luego hay que presentar la patente país por país y pagar las correspondientes cuotas en cada estado. Como son temporales, para mantener los derechos, hay que seguir pagando periódicamente. El coste de una patente puede ascender a treinta y seis mil euros.
Después de treinta años de negociaciones, la Unión Europea ha llegado a un acuerdo para poner en marcha la patente única europea, que protege las innovaciones en los veinticinco países miembros. Esto supone un importante avance en tiempo, trámites y costes, que se verán reducidos en un 80%. Patentar a partir de 2014, fecha de puesta en marcha de la europatente, costará entre cinco y seis mil euros. Eso sí, habrá que hacerlo con una traducción en inglés, francés o alemán, que son los idiomas oficiales establecidos en el acuerdo. De hecho, España renunció al nuevo sistema por discriminación lingüística, actitud bastante criticada dada la delicada situación económica y la dependencia de la financiación europea. El recurso español ha sido rechazado y podrá incorporarse al acuerdo cuando cambie de postura. En cualquier caso, a la hora de inventar y patentar, el inglés resulta imprescindible.
Pese a todo, es difícil poner freno a las mentes inquietas. Antonio Serrano lleva desde los 20 años ideando e innovando, ha conseguido ganarse la vida como inventor, incluso llegó a tener ayudante. Hizo dinero pero lo suyo es inventar, así que siempre reinvierte en nuevos ingenios, con y sin éxito. Retirarse no va con él, “los inventores estamos al servicio de la sociedad, queremos solucionar problemas”.

Autor Toni Esteve, desde nuestros amigos de Nonada.es
Publicat per Àgora CT. Col·lectiu Cultural sense ànim de lucre per a promoure idees progressistes Pots deixar un comentari: Manifestant la teua opinió, sense censura, però cuida la forma en què tractes a les persones. Procura evitar el nom anònim perque no facilita el debat, ni la comunicació. Escriure el comentari vol dir aceptar les normes. Gràcies

Cap comentari :

Mastodon NotaLegal