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Noemi. Foto: © Sebastián Liste. |
Frente al triángulo aristotélico de
bien, verdad y belleza, ‘Urban Quilombo’ amanece como trifolia de esa otra triangulación. Para ello han hecho falta dos años en Salvador de Bahía, en la comunidad de
Barreto, observando y fusionándose con la vida de 129 familias lastimadas por el abuso de drogas, la violencia y la marginalidad. Esas familias ocupaban (ya ha sido derruida) las instalaciones de una antigua chocolatería. En una
entrevista concedida a la Universidad de Duke, Sebastián asegura que no sería un buen fotógrafo de estudio.
Abordando la convivencia con los habitantes de Barreto como un experimento sociológico más que como un continuo fotográfico, Liste sostiene que cada una de las imágenes fue capturada desde lo espontáneo. La historia se fue tejiendo, conforme el disparador de la cámara ejecutaba; el resultado, una intención constante de resaltar el esperpento crónico, de retratar lo grotesco cotidiano.
Una puerta invisible
En sus fotos se espera bajo el umbral de una puerta invisible, se come, se juega a billar, se pasea, se besa y se viola. Existe un juego de cristal en dobles, múltiples visiones. Máscaras para niños que posan o montan en burro. La feminidad y la infancia en su versión más ancha y destruida; de un cumpleaños Disney, al sangrado masivo en las narices de los adolescentes. Todo en blanco y negro. La luz no era criterio suficiente para cercar el tiempo de las instantáneas y limitarlo al día o a la noche.
Debe costar mucho ganar la confianza que permita la inmersión en un lugar como Barreto. Para Sebastián, en cambio, cada cual es quien elige el espacio que ocupa. Después de graduarse por la UNED y desarrollar un Máster de Periodismo Fotográfico en Barcelona, visitó más de 20 países: Laos, Etiopía, México, Cuba, Nepal… Ya en ese tiempo, colgaba de su cuello el objetivo, cultivaba la cultura de la resistencia, entendiendo que esa resistencia consistía en comprender cómo el ser humano transforma su contexto inmediato para poder sobrevivir.
Foto: © Sebastián Liste.
Desde 2010, los premios no dejan de sucederse. Su trabajo ha sido internacionalmente reconocidoy publicado por, entre otros, The Overseas Press Club of America, Paris PX3, Anthropographia Human Rights Award y ‘Time Magazine’. En los últimos dos años, su obra ha sido expuesta en numerosas ocasiones por festivales europeos, asiáticos y americanos en sus dos hemisferios.
Los que conocieron a Sebastián Liste durante su etapa en Valencia no se extrañan de esa precocidad. Aquí cultivó otras artes con idéntica rapidez. Compañeros de su taller de poesía lo apodaban “el niño Liste”, apelativo que denota sin duda cariño, pero también la cara paralela en la que la inocencia rabia, se propulsa, hasta alcanzar tintes de ‘enfant terrible’.
El recientemente fallecido
poeta chileno Gonzalo Rojas sostuvo en su texto ’80 veces nadie’ que “los verdaderos poetas son de repente: nacen y desnacen en cuatro líneas”. Da la impresión de que a sus 27 años, Liste ha nacido y desnacido varias veces, queriendo obrar esa fugacidad en lo perpetuo que guarda un retrato. ‘Urban Quilombo’ multiplica sensaciones en el paladar visual. Volviendo a la locuacidad agridulce del personaje de Wonka, “la crema batida, no es crema batida si no bates bien la vaca. Eso lo sabe hasta un tonto”.
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