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Tabarnia y los nacionalistas por Hugo Martinez Abarca

La gracieta sobre Tabarnia que supuestamente está evidenciando las "contradicciones" del nacionalismo lo que está poniendo sobre la mesa es que tenemos dos nacionalismos primordialistas enfrentados.

Ni las naciones, ni los Estados, ni las Comunidades Autónomas ni ningún sujeto político fue creado por Dios ni es eterno e independiente de la voluntad (expresa o tácita, pacífica o guerrera) de los seres humanos.

Por supuesto que si hubiera una parte importante de ciudadanos de cualquier comunidad que se sintiese diferenciada hasta el punto de ser un sujeto político habría que arbitrar mecanismos pacíficos y democráticos para solucionar ese problema. Y hasta ahora no se le ha ocurrido a nadie un mecanismo mejor para solucionar diferencias políticas que votar. Sólo los nacionalistas que creen que las naciones son perennes no entienden eso. En cambio los demócratas no tenemos ninguna contradicción al respecto.

Eso valdría para la tal Tabarnia pero ocurre que, más allá de la gracieta en redes sociales y programas informativos, no existe ahí una población con voluntad de erigirse en comunidad política. Y tampoco es fácil conseguir que eso suceda: las identidades políticas no son fruto ni de la naturaleza ni de una conspiración malévola pergeñada en colegios manipuladores y televisiones de partido. Son procesos lentos y populares tanto cuando son identidades emancipadoras como cuando tienen consecuencias reaccionarias.

A diferencia de Tabarnia sí hay grupos donde podría haber una voluntad parecida. La propia Cataluña reconoce que Arán debe poder decidir su futuro con o al margen de Cataluña (en este punto el independentismo catalán demuestra ser menos nacionalista que el unionismo español). Tenemos los casos de Treviño, o de Navarra que podría querer unirse a Euskadi (¡qué buena noticia sería para quienes dicen oponerse al independentismo porque se oponen a todas las fronteras!). Y tenemos el caso... de Cataluña.

Los no nacionalistas pensamos que los conflictos territoriales se resuelven con votaciones pacíficas y democráticas, con garantías y derechos para las mayorías y las minorías.. Sólo un nacionalista piensa que hay territorios unidos (o separados) al margen de la voluntad humana. Hasta ahora esa voluntad se decidía por la fuerza, con guerras... o encarcelando al otro. Igual es mejor que se decida votando.

No creo que Tabarnia sirva para desenmascarar las contradicciones de los demócratas... sino sólo las de los nacionalistas. Las de todos.

(*) Hugo Martínez Abarca es diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid y autor del blog Quien mucho abarca.
* Crónica agradece al autor que cmparta sus opiniones también con nuestros lectores.
* Creative Commons




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