La mayor catástrofe que estamos ya sufriendo y puede que sea ya imparable por la necedad y el egoísmo a corto plazo de los dirigentes del llamado mundo civilizado es el cambio climático.
Todo son palabras huecas, compromisos no cuantificables alrededor de la más que evidente contaminación atmosférica, el cambio del clima, la falta de lluvias, el aumento de la temperatura, la regresión de las costas por el aumento del nivel del mar, la destrucción de los paseos marítimos y no vemos, por ningún lado, que en las "negociaciones" para formar gobierno en España se esté planteando seriamente lo que debería ser un eje básico del nuevo gobierno, sea del color que sea, de izquierdas, constitucional o plurinacional: un programa estratégico y transversal para las políticas energéticas, económicas, de transporte, infraestructuras, terrritorio, agua y agricultura contra el cambio climático y la desertización.
El agua y su escasez va estar en el centro de muchas de las disputas y guerras en diferentes partes del mundo. El aumento de la temperatura del Planeta va a provocar grandes sequías y grandes hambrunas, desplazamientos de millones de personas y muchísimos problemas económicos y sociales. La península ibérica va a ser una de las zonas geográficas que más va a padecer las consecuencias del cambio climático y es una locura, casi criminal, que no se esté haciendo nada serio, coordinado, para aportar medidas reales que minimicen las emisiones. Al contrario, cada año se bate la cantidad de CO2 que emitimos a la atmósfera, mientras asistimos a incendios forestales que hacen desaparecer miles de hectàreas de bosques sin que haya de forma paralela políticas de reforestación masivas con especies autóctonas.
Tampoco se aborda seriamente -ni democráticamente con participación real de todos los agentes sociales, científicos, mediambientalistas implicados- la gestión de las aguas continentales, de los ríos, y los planes de cuenca siguen haciéndose como si no hubiese cambio climático y se sigue haciendo oferta de una cantidad de agua que realmente no existe. Hay que proponerse de una vez la introducción en la gestión de las cuencas hidrográficas la gestión de la demanda, las políticas de ahorro, los caudales ecológicos y, cómo no, acabar de una vez con el gran negocio de las eléctricas que usan el agua de los ríos a su antojo y pagan una ridiculez de canon.
22 de marzo de 2016, Día Internacional del Agua.
Per Joan Francesc Peris, Portaveu de la Federació d'Els Verds.
* Crónica agradece al autor que comparta su opinión con nuestros lectores
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