Menos de un mes, ese es el tiempo que le resta de vida al próximo Toro de la Vega para ser alanceado hasta la muerte en Tordesillas.
Y habrá quien diga que este sustantivo únicamente puede ser utilizado
con víctimas humanas pero dicha acción sólo tiene un nombre: asesinato.
Legal, sí, pero asesinato al fin. Pasamos de la desesperación a la
rabia, la vergüenza y la tristeza. Es un camino que cada año recorremos
entre el antes y el después de este crimen premeditado, anunciado y subvencionado. Y nuestras voces se siguen estrellando contra la crueldad, el egoísmo, la indiferencia y los intereses, pero seguiremos gritando y cada vez más alto.
Van a matar entre muchos a ese toro pero no sólo con el acero de las lanzas, pues en su carne también se va a clavar la cobardía de quienes pudiendo evitarlo no lo hacen.
Y no insulto, defino y describo. Se pueden cargar contra mí las tintas
que apetezca diciendo que no respeto la libertad, pero los únicos que
están vulnerando un derecho fundamental son los que conculcarán el que
tiene ese toro a no ser torturado y los niños a no vivir esa aberración.
Adelante, asesinad a esa desdichada criatura a la que ya habéis
condenado. Dadle a ese pequeño puñado de ciudadanos que la reclaman su
ración de sufrimiento ajeno. Bautizad la tortura como patrimonio cultural
y vestidla de tradición para que aparente bonita que nosotros, entre
arcadas y lágrimas continuaremos luchando sin descanso por poner fin a
esta sádica infamia. Y lo lograremos. Ya está bien, ¿no?, con 500 años ha sido más que suficiente.
Julio Ortega Fraile Article publicat primer al 20 Minutos
Julio Ortega Fraile Article publicat primer al 20 Minutos
Cap comentari :