El 26 de Abril se cumplirán 29 años de la catástrofe nuclear de Chernóbil.
Nunca sabremos cuantas muertes ha causado aquella trágica nube
radioactiva que recorrió el cielo de toda Europa. Hace mucho menos, en
marzo de 2011, en Fukushima, se produjo otro dramático
accidente nuclear que aún sigue y que está suponiendo el vertido de
aguas radioactivas al océano Pacífico con incalculables consecuencias.
Mientras, las nucleares siguen funcionando en muchos países, como España. Más aún, el gobierno del PP
ha puesto las bases legales para prorrogar su funcionamiento hasta los
60 años de actividad, cuando todas las recomendaciones indican que no
deben ir más allá de los 30 años.
Es en el sector de las grandes
empresas eléctricas donde más ha funcionado la llamada puerta giratoria
en estos años del bipàrtidismo que parece que ahora está a punto de
acabar. Los unos y los otros, el PSOE y el PP,
han permitido que las eléctricas españolas, propietarias del complejo
nuclear, alcancen grandes beneficios y controlen el mercado eléctrico.
El gobierno de Zapatero prorrogó diez años el permiso de funcionamiento de la nuclear de Cofrentes y, ahora, el PP pretende prorrogarlas todas e incluso reabrir la central nuclear de Garoña que ya está parada.
Paralelamente,
se han recortado drásticamente las ayudas a las energías renovables y
se impone una tasa a la autoproducción energética que castiga a los que
evitan caer en manos de las grandes empresas. No es de extrañar. Lo que
se pretende es no perder el poder de la producción de la energía, pues
quien la controla, tiene para sí todo el poder sobre la sociedad. Por
eso, los gobiernos sí que han fomentado los parques eólicos, aunque se
trate de energías renovables.
Las grandes inversiones que necesita
la energía eólica no las pueden hacer los particulares, la ciudadanía,
así que sigue la producción energética en manos de los grandes grupos
empresariales. La energía sigue en las mismas manos, las de siempre. El
molino ya era un derecho del señor feudal, no de cualquier campesino.
Lo que realmente les preocupa a los poderosos es la energía solar,
la que todos podemos producir en nuestros tejados, en las cubiertas de
las pequeñas y medianas empresas, en las terrazas de los edificios de
vecindad. La democratización de la producción de la energía que supone
la extensión de la energía solar cambiaría de unas pocas manos al
conjunto de la sociedad civil el poder real del funcionamiento de la
actividad diaria y eso no quieren que pase. Ahí está la explicación de
los recortes a las ayudas a la energía solar, el nulo interés de que se
desarrolle el sector solar, aunque sea España puntera en la tecnología
de placas solares, aunque se hayan perdido miles de puestos de trabajo
en un sector tan innovador como este.
Mucho pueden hacer las
ciudades por el sector de la energía solar, con su planificación y sus
normas urbanísticas. Ese es el compromiso de Los Verdes, desarrollar
el sector de la energía solar, democratizar la producción energética,
distribuir entre la ciudadanía el poder que hoy acumulan unos pocos y,
cada día, exigir un programa de cierre de las centrales nucleares, de todas, auténticas bombas de relojería contra la humanidad y todas las especies.
Cap comentari :