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El exilio voluntario de El Cigala

Diego El Cigala presenta en Valencia su último disco, ‘Romance de la luna tucumana’, antes de mudarse indefinidamente a República Dominicana junto a su familia. Entre julio y agosto, hará una gira por nuestro país recordando temas de toda su trayectoria y de este álbum, que contiene ritmos argentinos como la chacarera, la zamba o la milonga.
Diego El Cigala, en plena actuación. Foto: Ayuntamiento de Vilanova i la Gertrú
Hace tiempo que Diego El Cigala se decanta por los sonidos latinos. En septiembre el cantaor y toda su familia (mujer, dos hijos y dos nietas) se mudarán indefinidamente a República Dominicana después de una gira por España. Un traslado deseado, pero forzado por una situación nacional cada vez más complicada. Una coyuntura económica a la que el nacido como Ramón Jiménez Salazar (Madrid, 1968) regresa cada dos frases. Nadie, sin embargo, se atrevería a decir que él es uno de los más afectados. Hasta ahora, El Cigala lleva vendidos más de un millón de discos y un ritmo de publicación de tres álbumes en cinco años (y ya ha anunciado la grabación de otro más a finales de año). Unas cifras que no restan su capacidad de queja: “La situación aquí es crítica; está durísima”, explica con rabia al otro lado del teléfono. “Lo hablaba el otro día con Álex de la Iglesia: no hay consumo, nada sale a flote”, insiste. O, como declaró recientemente, “no va a quedar ni para foie gras Apis”.
Esta desazón marca su estado de ánimo y supone un punto y aparte en su carrera. Diego El Cigala quiere dar portazo a España después de ver cómo se acaban las posibilidades de progresar en el mundo de la cultura, donde la subida de un 13% en el IVA imposibilita mantener un circuito de conciertos estable y una recaudación pareja. “Los artistas consagrados no trabajan, o lo hacen por mucho menos que antes. Y los nuevos están fatal, fatal”, reincide.
“Los artistas consagrados no trabajan, o lo hacen por mucho menos que antes. Y los nuevos están fatal, fatal”, recalca El Cigala
Lo dice con conocimiento de causa. Después de tocar el techo musical junto a Bebo Valdés con ‘Lágrimas Negras‘ (2003), que vendió más de 700.000 copias, se lanzó a la producción alejado de Sony, su compañía. “Tuvimos que romper con ellos para poder volver a Sudamérica”, rememora en un plural que incluye al artista cubano, fallecido el pasado 22 de marzo a los 94 años. Entonces se decantaron por una fórmula de marketing probada antes por artistas como Prince: vender el disco junto a un periódico. Lo hizo en 2008 con ‘Dos Lágrimas’ y en 2010 con ‘Cigala & Tango’, ganador de un Grammy latino. Tras unos éxitos notables mezclando cante flamenco y ritmos de copla, guaguancó o el baile porteño, probó suerte con su propio negocio: “Montamos una oficina con cinco empleados que fue una palmada total y absoluta”, describió hace unas semanas en el diario ‘El País’.
Un lamento que se traduce en alegría pensando en los bolos que le esperan. De momento, este sábado 22 actúa en el Palau de les Arts Reina Sofía. Y en verano recorrerá otras diez ciudades antes de cruzar el Atlántico, donde tramitará la doble nacionalidad. Una aventura que le servirá para retomar parte de su discografía y rendir homenaje a sus personajes preferidos con la presentación de ‘Romance de la luna tucumana’: “Me encantan Óscar de León y Rubén Blades. Y aquí he recurrido a Martín Fierro, a Gardel o a Mercedes Sosa”. ¿Y qué pasa con el flamenco? “No voy a tener reproches del mundo del flamenco porque soy el único que lo hago”, responde resuelto. En el disco también participan el contrabajista Yelsy Heredia y los percusionistas Isidro Suárez y Changuito, aportando ritmos cubanos como el danzón.
Para El Cigala, vVivir en la República Dominicana me sirve de punto estratégico. Todo está a mano: México a dos horas, Miami, Colombia, Cuba…”
Es cierto. A pesar de que su eclecticismo lo haya separado del flamenco más purista, él sigue considerándose un cantaor que, no obstante, sigue luchando por descubrir aproximaciones musicales nuevas. Como las de sus últimas grabaciones, que le han abierto a un público en el cono sur que lo arropa con vehemencia. Del directo en el teatro Rex de Buenos Aires salió a hombros. Y a su llegada a República Dominicana lo van a hacer doctor honoris causa de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
“Allí hay muchas oportunidades”, zanja contento. “Además, siempre he ido a Punta Cana”, continúa despreocupado, “y la gente es maravillosa”. ¿Un exilio forzoso? “No. Voy porque quiero trabajar y siempre estoy viajando por la zona”, contesta a pesar de sus críticas a España. “Vivir allí me sirve de punto estratégico. Todo está a mano: México a dos horas, Miami, Colombia, Cuba…”, enumera con un poso de felicidad. Una alegría que no le exime de cierta nostalgia ante su futura ausencia: “Voy a echar mucho de menos la gastronomía y los amigos”, suspira antes de enfrentarse a ese calor angustioso que le espera bajo el brillo de su particular luna tucumana.
Autor Alberto G. Palomo desde nuestros amigos de Nonada.es
Publicat per Àgora CT. Col·lectiu Cultural sense ànim de lucre per a promoure idees progressistes Pots deixar un comentari: Manifestant la teua opinió, sense censura, però cuida la forma en què tractes a les persones. Procura evitar el nom anònim perque no facilita el debat, ni la comunicació. Escriure el comentari vol dir aceptar les normes. Gràcies

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